martes, 29 de septiembre de 2015

Optimismo Ilusorio



Optimismo Ilusorio

Desde las ya tradicionales investigaciones en torno al nivel de aspiración, la motivación de poder, etc. sabemos que las expectativas sobre el futuro ejercen una notable influencia sobre el comportamiento presente de las personas. Más recientemente se ha demostrado que cuando el individuo hace cábalas sobre los acontecimientos que le pueden sobrevenir en el futuro se deja invadir por un optimismo infundado respecto a los acontecimientos negativos y los acontecimientos positivos que pueden ocurrir: la mayoría de las personas que formula predicciones sobre el futuro creen que tienen menos posibilidades que sus pares de que les ocurran acontecimientos negativos como accidentes de tráfico (Robertson, 1977, Weinstein, 1980), ser víctimas de un crimen (Perloff y Fetzer, 1986), no encontrar trabajo (Weinstein, 1980) o sufrir una depresión (Kuiper, MacDonald y Derry, 1983) entre otros. Al mismo tiempo la gente cree disponer de mayores probabilidades que los demás para que le sucedan acontecimientos positivos, tales como conseguir un trabajo agradable y bien remunerado (Weinstein, 1980), por ejemplo. Este optimismo exagerado y persistente en relación con acontecimientos negativos se denomina ilusión de invulnerabilidad y optimismo irreal cuando se refiere a acontecimientos positivos. Para el optimismo ilusorio se han buscado explicaciones tanto motivacionales (evitar experiencias emocionales negativas) como cognitivas (el sesgo se produce porque a los sujetos les falta información o porque el hombre es un ser cognitivamente limitado en sus estrategias de procesamiento de información). Rastreando en la literatura sobre el tema, Van der Pligt (1995) señala seis factores mencionados como causas del optimismo ilusorio:
1) control personal percibido sobre los acontecimientos que se evalúan.
2) sesgo egocéntrico provocado por el mejor conocimiento que tienen las personas de sus propias acciones.
3)falta de experiencia personal con determinados acontecimientos, lo que puede conducir a infraestimar la posibilidad de que acontezcan acontecimientos que previamente no han ocurrido.
4) estereotipos y prototipos que se manejan sobre qué personas tienen más posibilidades de que les ocurran determinados acontecimientos o de padecer ciertas enfermedades.
5) mantenimiento de la autoestima y autoensalzamiento personal que induce a pensar y valorar la conducta, estilo de vida y personalidad propias en términos mucho más positivos que los empleados cuando se trata de la conducta de los demás.
6) estrategias de afrontamiento utilizadas en situaciones amenazantes reales o imaginadas para protegerse de ansiedades y preocupaciones.
 En cuanto a las consecuencias del optimismo ilusorio sobre la conducta, hay trabajos como los de Weinstein (1984) y los de Bauman y Siegel (1987), que constatan que la ilusión de invulnerabilidad afecta a la probabilidad estimada de contraer enfermedades importantes (diabetes, cáncer,  infarto de miocardio, neumonía, enfermedades venéreas), y otro tanto ocurre con enfermedades más recientes como el Sida (Blanco y Sánchez, 1993). En el extremo opuesto, trabajos como el de Taylor y Brown (1988, 1994) recopilan investigaciones que sugieren que las ilusiones cognitivas, en general, y el optimismo ilusorio, en particular, sirven a una amplia variedad de funciones cognitivas, afectivas y sociales para acabar concluyendo que, el optimismo ilusorio no deja de ser una estrategia adaptativa. En términos, operativos el optimismo ilusorio provoca en las personas juicios sesgados positivamente respecto al mundo que les rodea. Un amplio número de trabajos empíricos revisados por Taylor y Brown (1988), señalan que las respuestas optimistas pueden verse modificadas por los trastornos depresivos moderados o graves, por la baja autoestima y el estado de ánimo. El estado de ánimo inducido experimentalmente en situaciones de laboratorio (consiguiendo que el individuo se sienta feliz, triste, etc.), condiciona sensiblemente posteriores estimaciones de la probabilidad de que en el futuro sucedan hechos positivos y negativos relacionados con la salud, la influencia del estado de ánimo es más acentuada cuando se hacen estimaciones sobre acontecimientos negativos de salud y menos consistente en el caso de acontecimientos futuros positivos. En general, las personas que informan sentirse felices creen menos probable padecer en el futuro enfermedades graves, desapareciendo esta ilusión en los individuos que informan sentirse tristes.

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